martes, 8 de mayo de 2012

Diario de un reflejo en el espejo


Ahora sí, me estoy asustando. 

Todo va a ir bien, de verdad, créeme. Necesito que me escuches: no tengas miedo, si estás así es porque mereces estar así, ¡te ha tocado chaval! Debes dejarte llevar, esta vez no puedes controlar la situación. Fluye. Pero recuerda: No estás solo.
Cálmate, inspira…Expira…Inspira…

¡Silencio! No te entiendo…no lo entiendo. 

 

 Recuerda a Beckett: Se donner du mal pour les petites choses, c’est parvenir aux grandes avec le temps

 

Hay razón de ser, no desesperes. Todo tiene su lógica, la explicación, aunque más allá de las palabras, se halla en las acciones. Tranquilízate, te falta el aire, sientes náuseas y te pierdes en océanos de incomprensión. Acéptalo, perdónate. Es el juego perverso de la vida, desoye el susurro que te obliga a permanecer de rodillas. 

 

Mírate bien, eres normal. ¡Repítelo! E-r-e-s  n-o-r-m-a-l. Piénsalo, es una fase más, pronto nos estrecharemos la mano, como amigos, otra vez. El mal no es más que la manifestación del bien distorsionado, ten los huevos para verlo de este modo y déjame ayudarte, al fin y al cabo, nuestra imagen lo es todo.


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