Ahora sí, me estoy asustando.
Todo va a ir bien, de
verdad, créeme. Necesito que me escuches: no tengas miedo, si estás así es
porque mereces estar así, ¡te ha tocado chaval! Debes dejarte llevar, esta vez
no puedes controlar la situación. Fluye. Pero recuerda: No estás solo.
Cálmate, inspira…Expira…Inspira…
¡Silencio! No te entiendo…no lo
entiendo.
Recuerda a Beckett: Se donner du mal pour les petites choses, c’est parvenir aux grandes
avec le temps.
Hay razón de ser, no desesperes. Todo
tiene su lógica, la explicación, aunque más allá de las palabras, se halla en
las acciones. Tranquilízate, te falta el aire, sientes náuseas y te pierdes en
océanos de incomprensión. Acéptalo, perdónate. Es el juego perverso de la vida,
desoye el susurro que te obliga a permanecer de rodillas.
Mírate bien, eres normal.
¡Repítelo! E-r-e-s n-o-r-m-a-l. Piénsalo,
es una fase más, pronto nos estrecharemos la mano, como amigos, otra vez. El
mal no es más que la manifestación del bien distorsionado, ten los huevos para
verlo de este modo y déjame ayudarte, al fin y al cabo, nuestra imagen lo es
todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario