jueves, 19 de septiembre de 2013

Així mateix, fa un parell d'anys

Quasi una tona de
metall (molt) poc polit.  A la
que hi arribi, no tinc ben bé res, ni a celebrar.

Com pel dotze d'octubre.

I els inflats? Pel vent bufat dins la beguda,
tònica discordant de l'última moda. Fins
a la poda.

I la camisa ben baldera,
per això no m'he afeitat...
Potser així, puc prou dissimular - si apart -
Se m'aixeca una altra cosa.
Per exemple, pensant, en què sé jo..!!

.. En una mossa!

I que em posi a to i,
que em ben adreci
Perquè em fot un mal el trapeci
      fins l'esternocleidomastoidal.



[Hospital St. Bernabé - Servei de Radiologia. Setembre de 2011]

Pensava dir tant en tant poc

Pensava dir tant en tant poc...
en un “tuit”, telegrama, o un fax
Pensava dir tant poc en tant...
en una novel·la, poema o assaig

Pensava en volar,
sentir-me jo,
trencar un televisor,
destapar la llet fins que es fes agre...
Banalitzar els detalls que m'envoltaven.

Pensava en tocar de peus a terra,
empatitzar,
construir una comunicació indestructible,
nodrir-me de la vida que m'havia tocat viure...
Valorar cada dia i no pensar en demà.

Pensava en ser original,
perspicaç,
fresc i senzill...
Trencar esquemes i no seguir mai un fil

Pensava en treballar,
perseverar,
en ser harmoniós i complexe.
Pencar com mai per poder marcar diferències.

Pensava tant buscant la inspiració...

Pensava tant que em feia riure.

Volia pensar en com viure millor...

Vaig pensar millor i vaig voler viure.

martes, 17 de septiembre de 2013

El club de los canallas

Todos ellos habían sentido, en algún punto abstracto de sus vidas, entre la adolescencia y la madurez primitiva, que eran diferentes. Que tenían algo que los demás no compartían, que eran sustancialmente irrepetibles. Únicos. No era vanidad ni orgullo desmedido, sino el valor de enfrentarse a la vida, de no contentarse con una existencia meramente contemplativa. No era un impulso por alzar la voz por encima del otro, antes bien, el impulso de las almas inquietas y hambrientas que buscan una correspondencia. Ellos, como tantos otros a lo largo de la historia, creían que el baúl de la humanidad aún no estaba lleno, que había lugar para la suma. Que el oído del mundo todavía estaba dispuesto a escuchar, que podían descubrir un nuevo tesoro. Los canallas creían en la magia: 

A pesar de que la lucidez nos induce a creer que el mundo está desencantado. 
A pesar de que el sistema nos obligue a renunciarnos y a renunciar al bien del prójimo. 
A pesar de lo que se ha contado.
A pesar de que al fin y al cabo no seamos diferentes. 


Ellos querían ser la brecha. 
Ellos querían robarle a la Naturaleza su secreto. 

Cuando te sabes solo en el mundo. Cuando entiendes que la esfera uterina sencillamente ha desaparecido y te has visto despedido de tu refugio materno a los veinte años o diecinueve o treinta, cuando el núcleo familiar ha roto aguas y te ha dejado fuera en la intemperie. Y tu papá, tu mamá o tus hermanos están ahí por ti y tú estás por ellos pero ya no forman una parte indiferenciada de ti, ni tus amigos. Cuando tú ya no eres dos, o tres o cuatro y eres sólo tú. Aparecen miedos. Y la esperanza de sentirse lleno de uno mismo. Tu vida empieza aquí. En este segundo despertar, en este nuevo nacimiento. 

Entonces me sentí radicalmente diferente por primera vez. Entonces fue cuando escribí la primera página de mi historia y supe con seguridad que quería ser un canalla. Recoger los pedazos que dan sentido a la existencia: dejar de ser pasivo por un instante, ahogarme entre el vino y el humo, discutir el ahora-el antes-y-el después, dejar constancia, hacer el amor, follar, tener un flechazo en el metro al cruzar miradas, escribir una novela, fracasar, experimentar la atemporalidad, ser miserable, gozar de una noche en París, reventar el día en Sant-Petersburgo, levantarme escéptico e ignorar las razones, desear la inmortalidad, fer forums romans, callar, ser insaciable. 


Ellos querían ser la brecha. 
Ellos querían robarle a la Naturaleza su secreto.


Yo, tal día de hoy, voy a seguir creyendo en la magia.