miércoles, 30 de mayo de 2012

Miénteme


Miénteme

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
J:¡No te vayas!
V: No me he movido.
J: Dime algo agradable.
V: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
J: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
V:: Te he esperado todos estos años.
J: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
V: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
J: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
V: Aún te quiero como tú me quieres.
J: Gracias (bebe). Muchas gracias.
Johnny Guitar 1954

En un rincón del sofá busco el porqué de las cosas. Le pregunto a la porción de carne descubierta, entre camiseta y pantalón al abismo de tu ombligo, que haces en este rincón. Porqué te estiras cuando deberías irte. Porqué reacciona tu piel al aire que yo expiro. Porqué yo estoy y tu no estás aquí. Pero sí tu vientre, que no en vano se estremece a cada caricia mía, con apenas el roce de mi prominente nariz; apéndice culpable de todos mis recuerdos contigo. De tu pelo, de tu boca, de tu piel. De mi maldita memoria que solo a ti te recuerda bien. Y por ese olor te beso. Te beso primero la piel. Luego te besaré los labios. Tu no me besarás también. Dejarás que yo me acerque. Que plante un beso y otro más, pero tu… tu no me besarás. Absorta y cansada yaces sin decir una palabra, previendo el momento de huir, de dejar atrás al iluso que se suele confundir. Que solo contigo ocurre, que el iluso se hizo mayor, que con otras mujeres yace y jamás ninguna tanto lo perturbó. Y es que no hay palabras capaces de explicar aquello, y aun así el necio se atreve a preguntar, pues otras noches las paso en vela preguntando a otros rincones; esta noche dormirá. Porqué te beso y callas. Porqué te dejas besar. Hazme sangrar si no me quieres, llorar ya no podrás. Lagrimas ya las vertí entonces, hasta que dejaron de brotar, hasta que di un ultimátum y supe que ya no podría querer más. Ahora no amo como entonces pero tu sigues ahí, y por eso te pregunto ¿Esperas algo de mí? Nada, ya lo se yo. Lo se y aun así pregunto. Lo se con la misma certeza por la que al besarte te ibas a dejar besar; y yo, que contigo vuelvo a ser joven e iluso, te beso sin más. Sin esperar nada a cambio. Solo te quiero besar. Solo mis labios sobre los tuyos posar. Volver a ser un niño que ama sin ambicionar. Hoy el niño dormirá. Mañana amanecerá más viejo –di más sabio me dijo una mujer- y sabrá al fin a que atenerse cuando la vuelva a ver. Y aun así hay una confusa despedida, de renuncia y acato. De conciencia. De partida. De decirle hoy adiós y no hasta la vista. Y algo en su cara no encaja. Sus boca que no dice nada, su mirada esquiva y baja. Y yo siento el haber comprometido a aquella cara. A esos ojos a tenerme que mirar, a esos labios a dejarse besar. Digo, a ser besados; a ser, y ojalá no lo sienta, mancillados. A fingir un interés que no puede ser interpretado. Que se convierte en beso a medias, que todos sabemos que eso no es besar. Que hace burla una lengua que se escapa sin pasión y un mordisco que no tienta a lo salvaje, que simplemente es juego. Es reacción. Incomprensible como lo es el no besar a quién te besa pero dejarte besar. ¡¿Dónde esta la dama ofendida que te soltaba un bofetón?! No sin antes sonrojarse y exclamar ¡Mi Lord!. Entonces un caballero sabía cuando se debía retirar, o por el contrario –y esto dependía por completo del sopapo- tomarla por las caderas y aferrarse a aquellos labios, aprisionar contra el propio el cuerpo de mujer y, no sin mucho esfuerzo, desabrochar el corsé. Pero a mi jamás me cruzaron la cara, y juro que lo hubiera agradecido en más de una ocasión. Un golpe firme, que arde en la mejilla con fuego de desengaño. Allí donde alguien estampó sus cinco dedos –quizás alguna alhaja y algo de pedrería- y su estampido sonó a inequívoco no, olvídalo, no te quería. Pero yo de esas no tengo y me veo obligado por ello a preguntar. A exponer mis dudas, a tender mi desazón; a exhibir mis sentimientos, vestigios de un viejo amor. Rincón de este mi sofá, boca, ojos y piel, decidme, por favor, porqué. Y lo has dicho. Y gracias a ello esta noche dormiré. Dormiré por todas aquellas en que no supe el porqué. Mañana no me levantaré. Mi mañana, que ya será otro día, como esta noche regresaré al rincón. Ya no hay preguntas, regresó por diversión. Por recordarte una vez más sin dolor. O doliendo, pero ¿Y qué más da? A este juego solo jugaba yo, aunque confieso que durante algún tiempo creí que jugábamos los dos. Pelota en un partido de mimos, cadáver en una ampliación. Veo porque creo. Creo en la sin razón. Tanto deseé que así fuera que un día el muerto apareció, le gané un set a un mimo y a ti te besé en el rincón. Ingenua, ingrata imaginación. Como los niños que fuimos y ya no somos. Que por ello ahora pregunto y antes no. Que por eso ahora contestas cuando antes no sabías que decir. Que el tiempo pasa para ambos y yo, una vez más y pese a todo, me alegro de que yacieras aquí. Que es un beso robado más que esta noche me llevo conmigo. Que tu amor siempre fue escaso y mejor dar lo comido por servido. Que yo también estoy cansado, y aun joven, tanto ya no soy.
Que pesan las horas de otras noches y esta la voy a dormir.
Y sonrío sin la duda de lo que cabe esperar de ti.
Y ya sin amar te digo: Jamás te querrán igual.
Lo mío es amor al recuerdo.
Amor incondicional. 


viernes, 25 de mayo de 2012

Flumina Navigabilia

Corso: Vuestra belleza embriaga a quién se sirve de contemplarla. ¿Cómo os llamáis? Con su nombre complacerá al que de ahora en adelante es siervo de su hermosura, fiel se presenta. Soy Corso, libertador en batallas, amante del amor.


Sophia: Sophia fui, soy y seré, o algunos así me llaman. Es justo preguntar, amigos del vino, el vuestro. Aunque reconociera los rostros, jamás atrevería a justificar con tan vacuas palabras, quiénes sois, pues yo sólo sé que no sé nada. 


Fernand de Bergaux: Yo soy Fernand, y de vos había oído, con buenas palabras. Jurista de oficio. ¡Justicia por bandera! 


Arturo: Me llaman Arturo, sonriendo me hice duro.


Víctor Eremita: Yo soy Víctor, aquél que buscó, y ya ha encontrado. 


Sophia:  ¿Estáis seguros de no haber errado el camino? 


Corso: Honor y amor, es mi verdad.


Fernand de Bergaux: Ley humana por encima de toda voluntad, es mi verdad.


Arturo: Ideal y sueño, es mi verdad.


Víctor Eremita: Yo sé quién soy, es mi verdad. 


Sophia: Amigos del vino, ¡yo os advierto! 

Vos, Corso, que creéis en el honor, patria de caballero, pero por encima de todo en el amor, guardad cuidado, pues el amor es una espada de doble filo. Endureced el corazón, pero no os hagáis el herido. Sé de vuestro daño pasado, asumido, pero no olvidado. Dadle otra oportunidad.  Enamorado del amor, incompleto e insaciable, buscáis lo que ya fue, lo que ya estuvo perdido. Sólo os digo, reescribid vuestra historia, aún queda mucho camino. 

Fernand, de temple y calma sin igual. Depositáis la virtud cerca del bien moral. Rigidez y Equidad son de justa realidad, mas inflexión, sana locura, a veces dan la mayor felicidad. 

Arturo, que lleváis la sonrisa escondida en cada gesto, vivís entre sueños, hedonismo, libro funesto. Buscáis cinco pies al gato, sin daros cuenta de que, buscando tres, a veces es de mayor sabiduría. 

Por último vos, Víctor. El más ignorante de todos. Afirmáis saber quién sois. Creéis haber dado con el refugio, tan cerca, tan lejano. Aprender de los errores es lo más humano. Negando tu pasado, tu presente, tu futuro, conocerás la verdad, más confía el abandono, recoge las siembras tras haber sembrado.





miércoles, 9 de mayo de 2012

Diario de un espejo en el reflejo


Te cuento esto porque eres la primera persona que veo cada mañana al despertar. Te cuento esto porque te odio.


Es tu culpa… Me repugno, y no, no puedo aceptarte.
Cuantas veces más te tengo que llorar para que me escuches. ¡Me ahogas! ¿Te crees con derecho a hundirme en la mierda, a rebajarme a poco más que esperma? ¿Por qué estás dentro de mí, por qué impides que la gente pueda amarme? No sabes lo que es pensar que nadie asistirá a tu funeral, no…nadie lo hará, estoy seguro. Sentir que la mirada de tu mejor amigo es fría, ahora le das asco, porque no puede entenderte, porque le das miedo. Oír suplicar a tu madre, cada noche antes de dormir, a un Dios que nunca ha creído para que vuelvas a ser el mismo de siempre. Ya no distingo qué es real, puede que esto no haya pasado, puede que no pase jamás, ¿estoy viviendo un sueño? No, yo sé que tú eres real, ¿pero por qué a mí? Eres la causa de que  aborrezca cada centímetro de mi piel. Ya no tengo a nadie y tú te alejas cada día más, eres todo cuanto me queda, mi único refugio. Ojalá tuvieres valor para cortarte las venas, pero de los cobardes, no eres el más valiente, ¿verdad?


Antes, antes no tenía por que hablarte a solas en el lavabo. Me acuerdo que el simple hecho de hacer follar a action-man con las barbies que robaba de mi hermana me hacía feliz. ¿Ríes? Lo ves, ¿por qué no podemos volver a sonreír? Ayúdame a olvidar el abismo que me separa hoy de aquel niño inocente. Enséñame a volver a empezar. ¡Esto no es felicidad! ¿Familia?, ¿amigos? Tú me los has robado.


Te odio, hijo de puta. ¡Destrózame, provócame un infarto, arráncame el corazón joder!, pero no me obligues a continuar existiendo sin existir. No me obligues a estar solo, tengo miedo, mucho miedo. 

La ficción en ocasiones supera la realidad, la realidad superará siempre la ficción. Yo soy aquél que conoce que es parcialmente ser y no aquél que cree, espera o aspira a ser. Yo soy presente y no expectativa de futuro.
A es 1/5A, no es B, ni C, ni Z.

martes, 8 de mayo de 2012

Diario de un reflejo en el espejo


Ahora sí, me estoy asustando. 

Todo va a ir bien, de verdad, créeme. Necesito que me escuches: no tengas miedo, si estás así es porque mereces estar así, ¡te ha tocado chaval! Debes dejarte llevar, esta vez no puedes controlar la situación. Fluye. Pero recuerda: No estás solo.
Cálmate, inspira…Expira…Inspira…

¡Silencio! No te entiendo…no lo entiendo. 

 

 Recuerda a Beckett: Se donner du mal pour les petites choses, c’est parvenir aux grandes avec le temps

 

Hay razón de ser, no desesperes. Todo tiene su lógica, la explicación, aunque más allá de las palabras, se halla en las acciones. Tranquilízate, te falta el aire, sientes náuseas y te pierdes en océanos de incomprensión. Acéptalo, perdónate. Es el juego perverso de la vida, desoye el susurro que te obliga a permanecer de rodillas. 

 

Mírate bien, eres normal. ¡Repítelo! E-r-e-s  n-o-r-m-a-l. Piénsalo, es una fase más, pronto nos estrecharemos la mano, como amigos, otra vez. El mal no es más que la manifestación del bien distorsionado, ten los huevos para verlo de este modo y déjame ayudarte, al fin y al cabo, nuestra imagen lo es todo.


lunes, 7 de mayo de 2012

Impertorbables


M’apassiona, potser per la incomprensió, com 100 metres quadrats, empolsinats de cap a peus, es converteixin en un oracle de visions, de desamors i amors apassionats. Un sofà mal col·locat, de “xeslón” atrotinat, amb panxa minvant, que acumula amb els dies una vall de raonaments metafísics immersos en mil canvis metabòlics, amb tripijocs lingüístics, d’allò anomenat “X”.
És el famós "Bucle" viciós, i que tots compartim a la nostra manera. Tothom sap com comença, i com acaba, però ens agrada endinsar-nos dins l’espiral, a donar voltes i més voltes, i acabar-ne ben marejats.

Un autèntic forum romà, de túniques curtes i mirades insipients, rodejades de fum i, per tard que sigui, del soroll de l’olla bullint a la cuina, a escassos metres de la porta de la realitat forànea de la Capital, tan coneguda com desconeguda per les sorpreses com meteorits de la quotidianitat que ens és més familiarment afina.

De la mateixa manera, les copes estan plenes d’un vi. Un bon vi - tot s’ha de dir-, de bona collita. Incorruptes del seny, amb poca rauxa, només amb la paraula carregada a la recàmara amb la tendresa de l’argument més incisiu i incendiari. Dues o tres opinions ja són suficients per allargar fins a les dues de la matinada.

I ell? No està mort, el maten cada dia.

viernes, 4 de mayo de 2012

Twins, Twice


Twins, Twice

Hoy he fumado demasiado. Últimamente fumo demasiado.  Cigarrillos de liar, compactos, de un tabaco especialmente húmedo que embuto en finas hojas de papel blanco. Boquilla gruesa. Cada vez me salen mejor. Parecen liados a máquina. Me gusta que mi tabaco sea estético. Elegante. Se que nada más encenderlo se va a consumir, arderá de forma inevitable calada tras calada y todo el esfuerzo desaparecerá; pero que coño. Me gusta verlo, recto y perfecto, antes, durante y saber, cuando ya solo sea ceniza, que lo que acaba de envilecer mis pulmones era un cigarro perfectamente liado. Sabe mejor. Probablemente también mate mejor. Lo leía hoy en uno de los paquetes: Boquilla grande, igual a más alquitrán; boquilla pequeña igual a menos alquitrán. Tiene su lógica. ¿Quién en su sano juicio ingiere alquitrán? En mi caso la respuesta es obvia: Adoro el envoltorio. Juro que si el tabaco fuera feo no fumaría. Pasarme al de liar fue casi un reto para crear, con mis propias manos, algo similar a lo que modistos de la talla del Sr. Winston o Mr. Marlboro confeccionan para las veinte damas de cada paquete. Todavía no he llegado al extremo de firmar ninguno, me parece un exceso de soberbia, aunque debo confesar que el impulso ha surgido en alguna ocasión ¡Que cigarro!, el cigarro el de aquel día. Ella también fuma. Pero la forma le da igual. Boquilla pequeña. A mi gusto ridículamente pequeña. Papel transparente. Pobre tabaco, se le ve todo. Marrón. Viejo y feo. Lo ha liado rápido, por vicio, sin contemplaciones. No le ha dedicado más que unos pocos segundos a todo el proceso. El resultado es un esmirriado al que le sobra parte de papel en la punta por falta de contenido. Lo arranca. Ahora es más corto y feo si cabe. Es casi grotesco como se consume. Arde hasta casi llegar al límite de lo fumable. Se apaga. Me coge el mechero y se lo vuelve a encender.

- No lo hagas – Le ruego, viendo que al encenderlo va a carbonizarse la uña -. Enciéndete otro pero no te fumes eso.

Al principio me mira con esa expresión tan suya que podría subtitular con un “Mira chaval…”, pero se lo piensa mejor. Sonríe y aplasta la boquilla candente en un lado del cenicero. Cuatro colillas. Tres suyas, una mía.

- Al final siempre será esto ¿Verdad? Tu y yo. Aquí, en tu terraza.
- Adoro esta terraza. Me gustan estos momentos.
- Son nuestros.
- Si. Al final siempre nos queda esto. Esta bien esto.
- ¿Y que es esto?
- Esto es lo que queda cunado los demás van y viene. Esto es lo que resta la mañana siguiente de que tu conozcas a alguien y yo me acueste con otra. 
- ¿Y que pasa cuando soy yo quien te come la boca?
- Pasa. Ya ha pasado. Volverá a pasar.
- Pero no me gustas. No eres para nada mi tipo.
- Ni tu el mío.
- No me podría enamorar de ti. Estoy segura. Ni creo que tu lo hicieras.
- Por eso no te preocupes. No me enamoraría de ti.
- Pero podríamos vivir juntos. Nos entendemos bien.
- Si. Seríamos una pareja de viejos entrañables. Cuando ya no prime el deseo y se nos haya olvidado que no nos gustamos, nos casaremos.
- Esta claro.
- Te quiero.
- Y yo a ti.

La miro. Fijamente. Le sonrío.

- No me mires así.
- ¿Cómo?
- Así. Ya sabes como. No empieces lo que no vas a terminar.
- Pero si no te gusto.
- Ya, pero te follaría. 

El minuto de la hora del día del año.


-¿Quieres que te diga la verdad?
-Quiero que me mientas. ¿Duermes?
-No.

La contradicción está servida. Hace tiempo que intentas huir del sinsentido, pero te tiene acorralado, así que decides coger las llaves, saltar a la calle, fundirte entre la multitud anónima y dedicar sonrisas. ¡Qué fácil sería todo regalando sonrisas!, ésa mueca sencilla, sin compromiso, sincera. Le sonríes al desconocido, y éste responde, comprende lo incomprensible, pero responde. Al fin y al cabo, la complicidad se haya escondida entre la sal y el azúcar.

-¿Me oyes?
-A veces, lo intento, pero te alejas.
-Cógeme la mano, quítate los zapatos y hunde los pies en la orilla.

Así de sencillo. Lánzate, agóbiate, estremécete, baila, pero no te rindas. Respira hondo y cálmate. Has llegado al portal, fúmatelo y espera, te acompaña en silencio.

- Se acabó. Ya está. Deja de sentirte ajeno a la realidad, olvídate de mí, pero sobre todo de ti.
-Pero, ¿y si no debería haber nacido ahora, en este lugar, entre móviles, hipocresía y putería sin razón?
-Entonces, siempre huirás, porque el hoy es el reflejo de ayer y mañana, mañana…Tu mundo no es lo que ves, es lo que eres. Pecas de inconformista, búscate.

Quiérete un poco más y deja de joder, o al menos jode a quien no se merece ser querido.

-¿Sigues durmiendo?
-Sí.